
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fe22%2F848%2Fa64%2Fe22848a64dae54c787338f257958cbf2.jpg)



La reciente DANA ha dejado en evidencia una situación lamentable y difícil de comprender desde una perspectiva social y humana. Una de las primeras medidas del gobierno autonómico fue eliminar un ente público destinado a prever y analizar desastres, alardeando de ello y resultando en una evidente negligencia. La magnitud del desastre natural fue subestimada, y la comunicación a la población llegó tarde, hacia las 8 de la noche, cuando los efectos ya eran inevitables.
La respuesta tampoco fue inmediata: al amanecer del miércoles, y aún el jueves, apenas se habían desplegado los recursos para socorrer a la población afectada, y la falta de efectivos dejó a las personas expuestas a inseguridad y saqueos. La movilización de unidades militares especializadas, como ingenieros y fuerzas de vigilancia, debió haberse activado de inmediato como refuerzo a la UME, que intervino con toda eficacia, aunque con un retraso en la orden de intervención. Aquí también cabría esperar una mayor coordinación del gobierno nacional, en colaboración con la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), dado el aviso temprano de la gravedad de la situación.
Tardanza en la llegada de apoyo y necesidad de coordinación eficiente
La tardanza en la llegada de unidades de apoyo militar adicionales a la UME agrava la situación de los damnificados, quienes dependen de una respuesta rápida en un contexto de urgencia. Existe el riesgo de que, en unos días, estas ayudas se vuelvan numerosas y descoordinadas, ocasionando interferencias y, en lugar de agilizar las reparaciones, se obstaculicen mutuamente. Este escenario exige una planificación y una coordinación precisas, que aseguren que las labores de restauración y reparación se lleven a cabo de manera eficaz y sin interrupciones.
Más aún, la gravedad de esta catástrofe nos obliga a recordar solemnemente la pérdida irreparable de más de 160 fallecidos y desaparecidos. Esto hace imprescindible la eficiencia en las labores de búsqueda y rescate, que deben ser el foco prioritario y contar con todos los medios necesarios para brindar respuestas rápidas y efectivas a las familias y comunidades afectadas.
Por otro lado, el principal dirigente de la oposición al gobierno nacional criticó la falta de comunicación por parte del ejecutivo, cuando el presidente de la Comunidad Valenciana, de su mismo partido, debería asumir la responsabilidad de la crisis y contar con un canal directo con su líder. Esta falta de coherencia solo añade confusión en un momento tan delicado.
A pesar de todo, la solidaridad ciudadana ha sido la verdadera respuesta: vecinos, voluntarios y trabajadores han estado al pie del cañón, demostrando que, en los peores momentos, la sociedad sabe unirse y apoyarse ante la adversidad.