Sin renovación ni apertura: la endogamia política asfixia al PSOE de Alicante

Este es el resultado de las prebendas políticas que otorga la Ley de Partidos, permitiendo que, con un número mínimo de afiliados, la endogamia se apodere del control interno de estas organizaciones. En la práctica, funcionan como estructuras cerradas donde «el que se mueve, no sale en la foto» de los cargos y privilegios.

Si realmente fueran democráticos, deberían abrir los partidos a toda la ciudadanía sin exigir avales ni imponer otros filtros más allá del respeto a los valores de cada formación. Sin embargo, las consecuencias de este sistema cerrado son claras y evidentes. Un ejemplo de ello es el caso de Franco y Millana, quienes durante años estuvieron alineados y ahora, ya con 80 y 73 años respectivamente, se encuentran enfrentados por el control del partido, respaldados por sus respectivas redes clientelares. Un reflejo más de cómo la falta de renovación genera luchas de poder internas que impiden la entrada de nuevas generaciones con ideas frescas y progresistas.

Además, esta dinámica genera otros efectos negativos preocupantes. La falta de auténticos valores democráticos que fomenten la participación política abierta y plural contribuye al auge del extremismo y el populismo de bajo nivel, donde el debate se reduce al insulto y la descalificación. En un contexto mundial que exige liderazgos con visión de futuro, este deterioro del debate político solo agrava la desafección ciudadana y la crisis institucional.

Este problema no es exclusivo de Alicante, sino que afecta a la mayoría de los territorios por la misma razón: la baja afiliación. Los dirigentes prefieren mantener el control dentro de su red interna en lugar de fomentar una participación más amplia. Para comprobarlo, basta con preguntar dentro.

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