OPA del BBVA: ¿el cierre definitivo a la banca territorial?

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Participa en la consulta pública y defiende el derecho a una banca social y cercana

La OPA del BBVA sobre el Banco Sabadell no es solo una operación entre grandes entidades. Es el desenlace de una historia larga de silencios, fusiones y renuncias. De territorios que perdieron su banca y de ciudadanos que siguen pagando una crisis provocada por otros.

Desde la caída de la CAM, Bancaja y Banco de Valencia, la Comunidad Valenciana ha visto desaparecer todas sus estructuras financieras propias. Y ahora el Sabadell, con sede en Alicante, corre el riesgo de sumarse a esa lista. Mientras tanto, las entidades beneficiadas por rescates públicos acumulan récords de beneficios y siguen fusionándose para ganar tamaño… y poder.

La diferencia esta vez es que por primera vez, el Gobierno ha abierto una consulta pública. Un canal para que la ciudadanía, entidades sociales e instituciones digan algo. Participen. Den su visión. No es vinculante, claro. Pero sí es una oportunidad de expresar lo que se lleva años silenciando.

Por eso sorprende y decepciona que el Consell valenciano, la patronal CEV y la Diputación de Alicante hayan decidido no participar. Califican la consulta de “ocurrencia” o “pantomima”, ignorando su valor democrático. Su decisión, más ideológica que técnica, supone una renuncia política al derecho —y deber— de intervenir en el debate público. En contraste, la Generalitat catalana ha considerado esta apertura como “prudente y positiva”. La comparación habla sola.

La banca pública no existe ya en España. El ICO no tiene oficinas. El Estado aún posee el 16% de CaixaBank, pero sin ejercer dirección pública. Mientras tanto, Alemania mantiene una red de Sparkassen y Landesbanken con 9.000 oficinas y más de 190.000 trabajadores. Francia tiene su Banque Postale. Portugal, su Caixa Geral. ¿Y aquí? Nada.

Las ayudas públicas que en su día permitieron al Sabadell quedarse la CAM o al BBVA absorber Unnim por un euro no han sido devueltas. Y ahora, sus fusiones son posibles gracias al músculo acumulado por ese rescate. Modificar su objeto —como hace esta OPA— es causa legítima para revisar las condiciones de aquellas ayudas y exigir responsabilidades.

Por eso, esta consulta no es un trámite más. Es un momento clave para recuperar el debate sobre qué sistema financiero queremos. Si queremos territorios con autonomía económica y redes propias. Si queremos bancos que atiendan, financien y escuchen. Si queremos que el esfuerzo público tenga retorno social.

Y si, como muchos reclamamos, es hora de articular una red de banca pública y territorial, partiendo del ICO, el IVF, Correos, las cooperativas y el capital aún público en CaixaBank. Una banca cercana, ética y accesible.

La fusión entre BBVA y Sabadell no es solo una cuestión de balances. Es una cuestión de soberanía financiera, de estructura económica y de compromiso con la ciudadanía.
Y la consulta pública es una puerta abierta que no deberíamos dejar cerrar sin pasar por ella.

Porque ya no queda banca pública. Ni cajas. Ni bancos valencianos.

¿También vamos a ceder en lo último que nos queda?

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