Schumpeter, banca pública y el vacío que dejó la CAM

La fusión BBVA–Sabadell es solo el último paso en una concentración bancaria iniciada con la crisis de 2008. Joseph Schumpeter ya advirtió que el capitalismo tiende a eliminar su propia competencia, convirtiendo el dinamismo económico en una oligarquía financiera sin freno ni control público.

En la Comunidad Valenciana, lo sabemos bien: CAM, Bancaja, Banco de Valencia… Todas fueron absorbidas sin retorno, con miles de millones de dinero público y ningún balance social. La CAM fue entregada al Sabadell por un solo euro, incluyendo activos, pasivos y patrimonio. Desde entonces, el banco ha generado más de 8.000 millones en beneficios. Bankia, que pudo haber sido la nueva banca pública del Estado, fue entregada a CaixaBank. Y Argentaria, el grupo público que integraba bancos como el Hipotecario o la Caja Postal, fue privatizado sin debate.

¿Y ahora qué? Cierres de oficinas, crédito inalcanzable, abandono rural y exclusión financiera. Mientras Alemania mantiene sus Sparkassen y Francia su Banque Postale, aquí seguimos sin un contrapeso público que garantice acceso equitativo al crédito.

La democracia económica no es viable sin banca pública. Reunir lo que queda —ICO, Correos, cooperativas, participación estatal en CaixaBank— puede ser el inicio. Como alertó Schumpeter, sin competencia real no hay mercado… y sin banca pública, tampoco hay futuro para millones.

José Joaquín Belda Gonzálvez

Agente de la Propiedad Inmobiliaria (API)

Perito Tasador judicial
Especialista en vivienda, urbanismo y financiación hipotecaria
Exdelegado de la Sociedad Pública de Alquiler (SPA)
Colaborador con entidades bancarias e inmobiliarias

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