Entre tanto, el PSOE local monta numeritos con el BUS-TRAM
Cómplices silenciosos del abandono ferroviario
Por si fuera poco, el PSOE local se convierte en corresponsable del abandono que sufre Elche en materia ferroviaria, al no alzar la voz ni presionar al Ministerio de Transportes ante una situación ya insostenible.
En lugar de actuar con responsabilidad, se les ocurre convocar un pleno extraordinario, sabiendo que este tipo de sesiones —por la Ley de Grandes Ciudades— carecen de competencias ejecutivas reales y solo sirven para hacer ruido político y despilfarrar recursos públicos. ¿No hubiera sido más eficaz presentar una moción en un pleno ordinario, con el mismo efecto y sin coste añadido?
Ese hubiera sido el lugar adecuado para abrir un debate serio sobre las infraestructuras y la movilidad que necesita Elche: un modelo de TRAM ferroviario urbano que sustituya los anacrónicos autobuses incapaces de garantizar velocidad y eficiencia. Este modelo permitiría completar la red ferroviaria y dotar a la ciudad de una movilidad digna de su estatus metropolitano.
En este escenario, los 195 millones prometidos por la Generalitat, así como los 42 millones que aún se deben por los terrenos expropiados de la UMH —pagados por los ilicitanos—, tendrían una utilidad real y justificada.
El Cercanías sigue sin modernizarse desde hace décadas. Y lo más grave: el AVE de Matola continúa totalmente desconectado de la ciudad, del aeropuerto y del Parque Empresarial.
El agravio del ministro y la reacción lógica del alcalde
Esta polémica no ha sido provocada por el alcalde de Elche, sino por el propio Ministro de Transportes, con una actitud institucionalmente inaceptable.
Ha visitado repetidas veces Alicante y se ha reunido con su alcalde, el señor Barcala (PP), mientras ha rechazado sistemáticamente cualquier encuentro con el alcalde ilicitano. Todo apunta a vínculos personales —e incluso patrimoniales— en la costa alicantina, donde el ministro ha adquirido recientemente una propiedad. Esto convierte el agravio comparativo en algo más que una falta de cortesía: es una discriminación política con consecuencias reales para Elche.
La reacción del alcalde ha sido, por una vez, lógica y proporcionada: denunciar públicamente el abandono y la falta de respeto institucional.
El PSOE local, sin rumbo ni credibilidad
El PSOE local parece empeñado en eternizar su travesía por la oposición, arrastrando consigo al propio proyecto progresista. Así lo advierten incluso simpatizantes y sectores críticos que muestran su preocupación por una ejecutiva local marcada por el sectarismo y la endogamia, dirigida —paradójicamente— por el único alcalde socialista que perdió el poder en solo un mandato, entregando Elche al Partido Popular.
Y como si no hubiéramos aprendido nada, esa misma dirección ha vuelto a dejar el gobierno municipal en manos del PP y VOX.
¿Oposición constructiva o clientelismo político?
Lejos de ejercer una oposición útil, la estrategia del PSOE local parece diseñada para dinamitar su propio legado. La desconexión con la ciudadanía y el territorio es tan profunda que incluso desde dentro se critican decisiones como:
- La recalificación urbanística del Mercado Central y del convento de Las Clarisas, que mantuvo bloqueado al departamento de Urbanismo durante meses, provocando retrasos de hasta ocho meses en licencias. Mientras tanto, surgen acusaciones de favoritismo, como la tramitación prioritaria de la licencia del chalet del actual alcalde.
- El abandono del patrimonio local, con casos como Riegos El Progreso —donde se descarta mantener la fachada cuando otras fórmulas, como la del paso entre el Ayuntamiento y la calle Troneta, sí han sido posibles—. La compra del edificio por parte del propio consistorio ha levantado suspicacias. A ello se suman la Banca Peral y los huertos históricos del palmeral, cuyo deterioro no ha sido corregido ni por el anterior gobierno ni por el actual.
- El desprecio a la participación ciudadana, invalidando la voz de los colectivos sociales que antes fueron cruciales para alcanzar el poder. Hoy, esas voces son ignoradas o despreciadas, mientras PP y VOX rematan esta actitud con políticas más autoritarias aún.
¿Última oportunidad para reaccionar?
Hoy por hoy, el PSOE de Elche no representa una alternativa real ni ilusionante. Se ha convertido en un freno para el progreso, sin proyecto, sin rumbo y sin conexión con su propia base social.
Una sede que un día fue la verdadera Casa del Pueblo, abierta a la ciudadanía, se ha convertido en un coto cerrado donde solo accede quien pasa ciertos filtros, como si estuviéramos ante una policía ideológica. A quienes se atreven a disentir, se les bloquea incluso en redes sociales.