🟨 Ni modernización del Cercanías ni conexión del AVE de Matola con la ciudad, el Parque Empresarial o el aeropuerto: Elche sigue fuera del mapa ferroviario del Estado y de la Generalitat. Mientras tanto, se propone un obsoleto BUS-TRAM en lugar de un TRAM ferroviario urbano que enlace con la red de Cercanías y AVE, como en cualquier ciudad metropolitana moderna.
Elche sigue siendo una ciudad desconectada. Cercanías obsoleto, AVE aislado y un modelo de movilidad que no responde a la realidad metropolitana. Y ahora, además, un agravio institucional que ha encendido todas las alarmas.
El ministro de Transportes, Óscar Puente, ha visitado en repetidas ocasiones la ciudad de Alicante y se ha reunido con su alcalde, Luis Barcala (PP), mientras ha rechazado sistemáticamente cualquier encuentro institucional con el alcalde de Elche, Pablo Ruz. Esta actitud, claramente discriminatoria, se agrava por vínculos personales y patrimoniales en la costa alicantina, donde el ministro ha adquirido recientemente una propiedad. El agravio es insólito e injustificable.
Ante esta situación, la reacción del alcalde de Elche ha sido lógica y proporcionada: denunciar públicamente el abandono y la falta de respeto institucional hacia nuestra ciudad.
Mientras tanto, el PSOE local se convierte en corresponsable del abandono ferroviario que sufre Elche. En lugar de alzar la voz ante el Ministerio, convoca un pleno extraordinario que, por la Ley de Grandes Ciudades, carece de competencias ejecutivas reales. ¿No hubiera sido más eficaz presentar una moción en un pleno ordinario, con el mismo efecto y sin coste adicional?
Ese pleno podría haber acogido un debate serio sobre las infraestructuras y la movilidad, contemplando un modelo de TRAM ferroviario urbano que sustituya a los anacrónicos autobuses. Un sistema que complete la red ferroviaria y garantice la mejor movilidad posible, como corresponde a una ciudad de más de 300.000 habitantes. Ahí podrían invertirse los 195 millones prometidos por la Generalitat y los 42 millones de deuda por los terrenos de la UMH, pagados por los ilicitanos.
El cercanías sigue sin modernizarse desde hace décadas. El AVE de Matola continúa completamente desconectado de la ciudad, del aeropuerto y del Parque Empresarial. El PSOE local ha renunciado por completo a la idea de una movilidad metropolitana, y con ello, a todo modelo de transporte moderno, eficaz y sostenible.
Pero el problema no acaba ahí. El Partido Popular, desde el gobierno autonómico, impulsa el modelo de TRAM-BUS como solución para Elche. Un modelo que no responde ni a la escala metropolitana ni a las necesidades ferroviarias reales de la ciudad. En lugar de destinar los 200.000 euros previstos por la Generalitat para estudiar ese TRAM-BUS, lo lógico sería invertirlos en un estudio serio del TRAM ferroviario urbano. Con ello, se completaría el triángulo ferroviario sostenible perfecto:
- El Ministerio asumiría la modernización del cercanías y las conexiones con el AVE.
- La Generalitat impulsaría el TRAM urbano que enlace con ambas redes.
- Elche tendría, por fin, una movilidad metropolitana digna de su peso demográfico y económico.
Lejos de ejercer como una oposición útil, la estrategia socialista en Elche parece diseñada para dinamitar su propio legado. Su desconexión con la ciudadanía y el territorio es tan profunda que incluso desde dentro del partido se critican decisiones clave como la recalificación del Mercado Central y del convento de Las Clarisas, el abandono del patrimonio local, y el desprecio a la participación ciudadana.
Hoy por hoy, el PSOE de Elche no representa una alternativa seria ni ilusionante. Se ha convertido en un freno para el progreso, sin rumbo, sin proyecto y totalmente desconectado de sus propias bases sociales. Una sede que fue la Casa del Pueblo, abierta a la participación, se ha convertido en todo lo contrario: un coto cerrado donde incluso se bloquea en redes sociales a cualquier disidente crítico.
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