

Una estrategia integral para erradicar una violencia estructural
La violencia de género no es un fenómeno aislado ni una suma de casos individuales. Es una expresión sistemática de desigualdad, una forma de dominación que atraviesa lo emocional, lo económico, lo institucional y lo simbólico. Combatirla exige mucho más que condenas judiciales o campañas puntuales: requiere una estrategia integral, sostenida y transversal que transforme las raíces culturales, garantice protección efectiva y promueva nuevas formas de convivencia.
Este artículo presenta un Decálogo de Oro, fruto de la fusión de propuestas ciudadanas, institucionales y culturales, que articula medidas de prevención, intervención asistencial, intervención punitiva y corresponsabilidad. Cada punto está diseñado para atacar una dimensión clave del problema, desde la infancia hasta la justicia, desde el hogar hasta las redes sociales.
1. Educación afectivo-sexual e igualdad de género desde la infancia
Implantar una asignatura troncal en todos los niveles educativos que aborde la igualdad de género, el respeto interpersonal, la afectividad sana y la resolución pacífica de conflictos. ¿Por qué es clave? Porque la prevención empieza en la infancia. Educar en igualdad no es adoctrinar: es formar ciudadanos libres, empáticos y responsables.
2. Cultura de la igualdad y nuevas masculinidades
Promover campañas permanentes que desmonten estereotipos sexistas y visibilicen modelos masculinos basados en el cuidado, la corresponsabilidad y el respeto. ¿Por qué es clave? Porque el machismo no se combate solo con leyes, sino con una transformación cultural que interpela a los hombres y moviliza a toda la sociedad.
3. Corresponsabilidad incentivada: el carnet de buenas prácticas
Crear un curso obligatorio sobre conciliación familiar y corresponsabilidad, similar al carnet de conducir, con incentivos laborales y fiscales para quienes lo realicen. ¿Por qué es clave? Porque la violencia también nace en la desigualdad doméstica. Fomentar la corresponsabilidad reduce tensiones y democratiza el hogar.
4. Autonomía económica femenina
Impulsar políticas activas de empleo, combatir la brecha salarial y facilitar la independencia financiera de las mujeres. ¿Por qué es clave? Porque muchas mujeres no pueden salir de situaciones violentas por dependencia económica. La autonomía es protección.
5. Atención tutelada inmediata y confidencial
Establecer un protocolo 24/7 que garantice atención psicológica y social desde la primera consulta o denuncia, con acompañamiento respetuoso del ritmo de la víctima. ¿Por qué es clave? Porque el primer paso es el más difícil. La víctima necesita sentirse segura, escuchada y acompañada desde el inicio.
6. Tutela judicial efectiva y sin revictimización
Coordinar la transición entre atención asistencial y judicial mediante gabinetes sociales especializados que garanticen procesos rápidos, sensibles y justos. ¿Por qué es clave? Porque muchas mujeres abandonan el proceso por miedo, desgaste o falta de apoyo. La justicia debe ser accesible y humana.
7. Especialización obligatoria en todos los niveles institucionales
Formar en perspectiva de género y derechos humanos a policías, jueces, fiscales, forenses, docentes y personal sanitario. ¿Por qué es clave? Porque una mala atención institucional puede agravar el daño. La especialización garantiza respuestas eficaces y empáticas.
8. Infraestructura de servicios accesible y universal
Asegurar la financiación constante de servicios esenciales (refugios, atención psicológica, asesoría jurídica, ayudas económicas) en todo el territorio. ¿Por qué es clave? Porque la protección no puede depender del código postal. Toda mujer debe tener acceso inmediato a recursos, vivan donde vivan.
9. Control de contenidos digitales y mediáticos
Regular y sancionar los contenidos que promuevan violencia, cosificación o discursos de odio en redes sociales, medios y plataformas digitales. ¿Por qué es clave? Porque el machismo se reproduce en los algoritmos. La violencia digital es real y debe ser combatida con firmeza.
10. Evaluación pública y transparencia institucional
Recopilar datos sistemáticos sobre todas las formas de violencia de género, publicar informes periódicos y evaluar la eficacia de las políticas implementadas. ¿Por qué es clave? Porque lo que no se mide, no se mejora. La transparencia permite corregir errores, rendir cuentas y avanzar con rigor.
