Un autentica pena, que el partido haya llegado hasta aquí, en casi todos los territorios, que los 2 únicos grupos con menos arraigo social, endogamicos y cerrados apoyados por sus estatutos de hierro, creado a la medida de sus lideres internos, los que siempre mantienen sus cuotas de poder, sean de esta forma los que controlan el partido. Asi o estás con ellos o no eres nadie no se puede hacer política libre e independiente. El reparto del poder orgánico y el pasteleo, sume a la organización en uno de los peores momentos para su futuro democrático, han desaparecido prácticamente.
David Cerdán uno de los pocos referentes que ha aguantado en la Secretaría Provincial, y que prometía cambios verdaderos, al final ha caído ante el empuje y pasteleo obligado desde ambas cúpulas de Valencia y Madrid, sus intereses e influencias han prevalecido sobre los sueños de muchos de la esperanza de democracia interna abierta, mejor los han hecho desaparecer a los críticos y disidentes con las formas, y con el poder que dan las listas cerradas, permiten eliminar opciones de cualquier afiliado que desee presentarse, o eres de uno de los 2 grupos finalistas o no eres nadie en la política.
El resultado es que cada vez menos afiliados orgánicos, con lo que el control cada vez es mucho más fácil, para los 2 grupos supervivientes, que ya siquiera precisan confrontar listas cerradas, pactan porcentajes y nombres afines de confianza en cada grupo, y así la democracia participativa y directa vuela por los aires.
La gran oportunidad perdida, si realmente los de Pedro Sanchez, hubieran querido de verdad que la democracia llegara al partido, tan fácil hubiera sido incluir las listas abiertas desbloqueadas en el mismo congreso que se ratificó al nuevo cesar del partido.
Finalmente es una pena como han dejado al partido internamente, mucho peor, ya que con menos militantes, más fácil el control endogamico de los 2 grupos en liza en todos los territorios.
Solo quedan las redes clientelares, como se han comprobado en la recogida de avales, una vez pasada la presión mediática, cada cual al menos responde a su corazón.